Qué significa tener un gato
Introducción
El gato es un animal de conducta felina: astuto, cazador,
elegante y con un encanto muchas veces poco conocido. La raza o procedencia
apenas influyen en su carácter. Siempre será independiente y poseerá un alto
grado de curiosidad. Por ello, elegir un gato como mascota no se reduce a
decidir la raza, es conveniente reconocer su comportamiento a nivel individual.
De esta forma, podremos tener claras nuestras obligaciones y sabremos qué va a
suponer el compartir nuestro hogar con él.
Hoy en día figura como uno de los mejores animales de
compañía, sobre todo en la ciudad. Cómodos de tener, requieren únicamente el
espacio de cualquier hogar. Son animales limpios y se adaptan a su dueño, ya se
trate de una persona joven y solitaria, de un anciano que pasa muchas horas en
casa, o de niños, siempre que se muestren cariñosos con ellos.
Los felinófilos, o amantes de los gatos, han hecho posible
que sea un animal cada vez más querido, y sobre todo que podamos disfrutar del
gran número de razas actuales, muchas de ellas de nueva creación.
¿Dónde buscarlo?
Si queremos una raza concreta debemos acudir a una tienda
especializada, donde nos informarán sobre el precio y nos ofrecerán información
específica. También existe la opción de los criadores, pero si no nos importa
el pedigrí podemos encontrar ejemplares en las Asociaciones Protectoras de
Animales. En estos casos, casi siempre se tratará de gatos de raza europea o
común.
Los anuncios de periódicos o amigos también nos pueden
proporcionar una mascota con referencias de edad y salud. Por último, Internet
se ha convertido en un medio muy eficaz para acceder a adopciones y venta de
gatos. Sea cual sea el procedimiento que nos lleve a adquirir un ejemplar, lo
importante es conocer su edad y su estado sanitario.
¿Qué es mejor, un gato adulto o un gato joven?
A todos nos gusta ver crecer a los animales en nuestro
entorno, pero no hay que descartar adoptar un gato adulto. De cualquier forma,
hay que tener presente que los gatos no deben separarse de sus madres antes del
mes y medio de vida. Es importante respetar este periodo porque así se
alimentan de la leche materna, cuyos ingredientes son fundamentales, pero
además, conviene que pasen un tiempo en contacto con sus congéneres. De éstos
aprenden comportamientos y hábitos que serán muy importantes en posteriores
etapas.
Un animal de pocas semanas es mucho más débil y susceptible
a las enfermedades que un adulto, por lo cual, y dependiendo del lugar o
condiciones donde vaya a estar, hay ocasiones en que será más recomendable
adquirir un animal desarrollado. El gato adulto es menos movido y está adaptado
a los hábitos de aseo y, aunque no les gustan los cambios y le llevará tiempo,
terminará acostumbrándose a su nuevo hogar.
¿Cómo saber escoger entre los de una misma camada?
Lo primero es comprobar su estado de salud:
- El aspecto del pelo debe ser brillante, homogéneo y no
presentar costras ni zonas peladas.
- Los oídos deben verse limpios, sin cerumen oscuro o
costras como carboncillo (podría tratarse de ácaros).
- Los ojos también han de estar limpios, sin legañas
verdosas, ni irritaciones en la parte superior, brillantes y de igual tamaño.
- El ano. Es importante que esté limpio, ya que indicios de
suciedad o heces nos harían sospechar de la existencia de una diarrea.
En cuanto al carácter, un gato sano se mostrará activo y
juguetón con nosotros en cuanto le incitemos a ello. No debe resultar agresivo
en exceso, ya que ello indica que está muy asustado porque es muy tímido o que
habrá que modular ese carácter con mucha paciencia si esto persiste.
Un detalle a tener en cuenta es que los gatos blancos con
ojos azules pueden ser sordos de nacimiento. Por ello, habrá que averiguarlo si
no queremos sorpresas.
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